Cuando el gran pianista polaco Ignace Paderewsky decidió estudiar piano, su profesor de música le dijo que sus manos eran demasiado pequeñas para dominar el teclado.

Cuando el gran tenor italiano Enrico Caruso presentó su solicitud para aprender canto, el maestro le dijo que su voz sonaba como el viento que silbaba por la ventana.

Cuando el gran estadista de la Inglaterra victoriana, Benjamín Disraeli intentó hablar en el Parlamento por primera vez, los parlamentarios le pidieron que se sentara y se rieron cuando dijo: «Aunque ahora me siente, vendrá el tiempo en el que me oirán».


Henry Ford olvidó poner una marcha de reversa en su primer carro.

Thomas Edison gastó dos millones de dólares en una invención que demostró ser de poco valor.

Muy pocos lo hicieron bien la primera vez. Fracasos, repetidos fracasos, son las huellas que hay en el camino hacia el éxito. La vida de Abraham Lincoln demostró que la única vez en que no se fracasa es cuando se hace algo y da resultado. Podemos y debemos «caer» e irnos de bruces hacia el éxito.


Aunque otros digan que no, no retrocedamos porque la victoria podría estar a la vuelta de la esquina. Las voces de afuera intentan frenarnos, pero la voz interna de Dios en nuestro corazón siempre nos impulsa, nos desafía y hace dar el último paso de lo que parece derrota, pero que es el primer pasó en la realización de nuestra vida.

No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande.. Génesis 15:1

no temas, porque yo estoy contigo, y te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia por amor de Abraham mi siervo. Génesis 26:24

El Señor va delante de ti; él estará contigo, no te dejará, ni te desamparará; no temas ni te intimides. Deuteronomio 31:8



DIOS LES BENDIGA!


Sindy Cándido.
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